Si estás pensando que voy a empezar este post con la cita de Francisco Mora, te has equivocado.
Mi intención es analizar como las emociones influyen en nuestro día a día, tanto en los docentes como el alumnado. Así que empecemos por nosotros mismos, porque se habla mucho de la Inteligencia Emocional y de la puesta en práctica de dinámicas emocionales en las aulas, pero, ¿cuantos docentes, entre los que me incluyo, se pueden definir como competentes emocionalmente?. ¿Acaso todos los docentes pueden asegurar que tienen conciencia de sus emociones o que son autónomos emocionalmente?.
¿Por qué son tan importantes las emociones? Por algo tan claro como las evidencias científicas, como es el caso del estudio de Hattie, Visible Learning. El metanálisis más grande jamás realizado sobre el impacto educativo de cualquier medida, comprobaremos que casi todo tiene influencia, alguna menos de lo que nos podríamos imaginar, por ejemplo, el contexto socioeconómico.
Lo más importante es comprobar que la medida educativa de mayor impacto es la expectativa que el docente deposita en su alumnado, es decir, cambiando las expectativas sobre nuestro alumnado podemos mejorar su desempeño. Lo que implica empezar a dejar de lado las etiquetas, los típicos comentarios sobre lo malo que ese grupo, es decir, empezar a cambiar nosotros mismos. Es necesario un cambio personal para transformar nuestras aulas, y dentro de ese cambio son fundamentales todo lo relacionado con nuestras emociones. Lo que realmente transmitimos cuando hablamos a nuestro alumnado, lo que sucede cuando intervenimos ante un conflicto, lo que expresamos cuando los resultados del grupo no son los esperados.
Mas significativo es que el tercer indicador sean las expectativas que el alumnado tiene de su desempeño. Otro indicador que implica que las emociones y percepciones sobre el desempeño, la capacidad de esfuerzo, la autoestima y el autoconcepto ... guardan mucha relación con lo que nuestro alumnado puede ofrecernos en nuestras clases. Algo que no es sorprendente, ya que guarda relación con la Mentalidad de crecimiento estudiada por Carol Dweck.
Ante este panorama me quedaba clara que si quería desarrollar la competencia social y ciudadana en mi alumnado, no solo bastaba con trabajar la economía o el medio ambiente. Era necesario empezar a trabajar valores, emociones, sentimientos, por lo que comencé por mi mismo: aclarando mis prioridades en el aula; visualizando lo que quería ser y hacer; aclarando mis miedos, mis enfados.
¿Cómo lo he plasmado en el aula?. En primer lugar sigo desarrollando la Rueda de las Emociones en el aula. Una rueda en la que mi alumnado plasma sus emociones todos los días, y que nos sirve para tener conciencia de nuestras emociones.
El proceso no termina ahí. Trabajamos muchas dinámicas emocionales extraídas de programas como Aulas Felices, el programa de Inteligencia Emocional de Hirukide, el programa TREVA los libros de Rafael Bisquerra, o el programa de Competencia Social de Manuel Segura.
La idea no es solo reconocerlas debemos regularlas y conseguir tener autonomía emocional, en esta labor ha sido esencial la ayuda de mi compañero Balta Múñoz. El ha sido el que me ha introducido en el mundo de la meditación, que ahora practico con mi alumnado, al menos una vez a la semana. Meditación, que viene acompañada por ejercicio físico, técnicas de relajación y de identificación de las emociones como el Alba Emoting, una herramienta esencial para nuestro alumnado. Alumnado que suele ser analfabeto emocional, y al que le encanta cuando analizamos los patrones posturales, gestuales y físicos de nuestras emociones.
No termina ahí. Para valorar como lo desarrolla mi alumnado el diario de aprendizaje se ha convertido en una herramienta que sirve para comprobar si son felices, si son mejores personas, lo que es ser un buen alumno o el grado de consecución de los indicadores de evaluación.
Me queda camino por recorrer. Eso es lo bonito. Termino con un cuento que leí en el programa Aulas Felices y que relato a mi alumnado. En el un zar acude a un ermitaño tras mucho tiempo sin obtener respuestas, su intención es que le respondan a tres preguntas:
¿Cuál es el momento más oportuno?
¿Cuál es la gente más importante con la que trabajar?
¿Cuál es la cosa mas importante que hacer en cada momento?
Hola, me llamo Paki Córdoba y soy competente emocionalmente. Totalmente cierto que incluso nosotros que somos los educadores no dejamos de usar las etiquetas. En enseñanza de idiomas el tema de las emociones y de lo que transmitimos es fundamental, ya que sobre todo en niveles básicos el contenido de las tareas siempre conlleva hablar del entorno más cercano y familiar del alumnado. Por otra parte, hablar otro idioma implica una situación de estrés para muchas personas, y es muy aconsejable usar técnicas de relajación para que el alumno pueda sacar el máximo provecho a las horas de práctica en el aula. Normalmente les pido que hagan una reflexión en base a esta pregunta: ¿qué ocurre si me equivoco al hablar inglés? Y seguidamente les pido que me den tres palabras positivas que podemos sacar de un error;por ejemplo: risas (todos nos reímos de todos y de todo), aprendemos (recordamos el error del compañero o el nuetro propio por la situación divertida que se produjo) etc... Animo a todo el mundo a que trabaje su competencia emocional y busque técnicas adecuadas a su materia y a su alumnado.
ResponderEliminar