Fuente. Autor: Diodoro
Érase que se era un grupo de estudiantes de ámbito sociolingüístico de 4 º Diversificación que tenían que trabajar los totalitarismos del siglo XX tal y como venía marcado en el currículo correspondiente.
Tras pasar por distintas vicisitudes a lo
largo del viaje que emprendieron al embarcarse en el proyecto denominado Entre guerras y paz,
llegaron a uno de los momentos más esperados y por
el que más interés mostraban: el ascenso
de los fascismos en Europa. Quizás habría que matizar que la fascinación la
canalizaban sobre todo en la figura de Hitler y todo lo que tenía que ver con
el nazismo. Parecía que no había curiosidad más allá, ni que había habido otro
dictador en la historia.
La profesora observó que la mayoría de su alumnado creía conocer
bastante bien cuestiones relacionadas con el tema que les ocupaba: ideología,
estética, consecuencias de regímenes totalitarios etc. La gran sorpresa fue que lo que
creían saber era una banalización absoluta de la realidad: el ideario y la simbología
la percibían descargada de su significado denotativo y contextualizado, de
hecho éste era sustituido por connotaciones plagadas de referencias
publicitarias, cinematográficas, musicales y populares en su vertiente más
frívola y superficial. Y lo más asombroso aún fue constatar en vivo y en
directo la defensa amplia que se hacía del ideario fascista amparando este tipo
de razonamientos en argumentos alejados de una perspectiva científica e
histórica, desconocedora de la realidad más hiriente.
En ese momento la preocupada docente ante el
panorama que tenía a su alrededor se dio cuenta de que era necesario más que nunca que indagaran sus alumnos en fuentes
fiables sobre toda esta temática para
desmontar poco a poco formas de pensar que parecían instaladas en el imaginario
popular de 4 º Diver. Además, continuarían con lo que fue una de las
piedras angulares de trabajo el curso pasado: ponerse en el lugar del otro.
Había que pensar muy bien cómo desactivar
ciertas bombas que ya eran visibles. Cortar el cable equivocado podía suponer
un afianzamiento de algunos pensamientos extremos. También era evidente que
había que ser meticulosos, ordenados, rigurosos y claros.
Fue en este momento cuando aquella profe pensó que
el formato de una webquest podía reunir
desde el punto de vista didáctico todos estos requisitos:
Pinchando aquí se llega a la WQ |
Todo el proceso de trabajo giró en torno a la
siguiente pregunta:
¿Es posible anular
la humanidad de las personas?
El duro viaje que empezaron todos juntos tuvo
varias paradas: Alemania,
Rusia, Holanda y España y la brújula
que los orientó a la hora de desmontar el argumentario de los distintos
totalitarismos fue principalmente la Declaración
Universal de los Derechos Humanos.
A la hora de organizarse se dividieron en
grupos como así lo indica su ruta de viaje
y empezó el juego de roles. Historiadores, abogados, víctimas del fascismo y
del estalinismo, más reporteros que iban informando a la redacción del
periódico de época La Avanzadilla del
panorama que se iba desarrollando ante sus ojos.
El proceso se centró en cuatro ejes temáticos: nazismo, estalinismo, Ana Frank y Los hundidos y los salvados. A lo largo
de éste se fueron articulando distintas formas de trabajo: individual, por
parejas y en grupos de cuatro para finalmente compartir en clase todo lo
investigado en forma de exposición oral apoyada en los recursos que cada cual
pensó que eran más interesantes para que dicha exposición fuera lo más clara y
contundente posible.
De entre todo lo que durante aquellos días se aprendió, destacó el trabajo de los fiscales Nerea Ros (documento final en el que se puede leer su tarea) y Manuel Gálvez que fueron capaces, tras la información que les aportaron sus compañeros historiadores, de crear unos alegatos en forma de textos expositivo-argumentativos con los que acusaron sin temor y sentaron en el banquillo a Hitler y Stalin como representantes de ideologías totalitarias:
A continuación, los periodistas Rubén Vivancos y Pedro Sánchez cubrieron estos juicios escribiendo sus respectivos
artículos de opinión en los que dieron buena cuenta de lo que ya había ocurrido
en clase:
Llegó entonces un momento importante. Los
protagonistas de este viaje tuvieron que empezar a mirar de frente a personas
de carne y hueso que vivieron esta época. Fue el turno
de Ana Frank.
Después vinieron Los
hundidos y los salvados los cuales fueron capaces de ofrecer testimonios
como el de una víctima del estalinismo y los gulag: Valentina (Hanane Abada), así como otra del nazismo y los campos de
exterminio: Antonio Kogan (Antonio
Pérez).
El zoom se fue cerrando paulatinamente hasta
llegar a localizar un entorno muy cercano al espacio donde se continuaba con
tesón la desactivación de peligrosos explosivos esparcidos por el aula: el campo de concentración de Albatera – San Isidro,
un lugar silencioso de la Vega Baja del Segura, casi olvidado y engullido por
palmeras que se encuentra a no más de 45 kilómetros de Llano de Brujas,
localidad donde estaba transcurriendo este duro viaje, y que simboliza la
represión que se vivió en la zona durante la guerra civil española y los
primeros meses del triunfo de otra dictadura:
la del franquismo.
Impacto emocional. Incredulidad. Expectación.
Sorpresa. Hasta aquí llegaron.
Y no comieron perdices, pero no importa. Aquella
profesora sólo esperó a que después de quitarse el mono de los TEDAX lograra
romper algunos prejuicios, erradicara formas de pensar “explosivas”, diera a conocer
para no olvidar capítulos de la historia que están ahí y que debieran ser recordados siempre para evitar que se vuelvan a repetir.
NOTA: en las horas de tutoría y seguimiento de tareas se vieron en clase dos películas en línea a través de la web Filmin. Una propuesta por la profesora: Noche y Niebla de Alain Resnais; la otra propuesta por el alumno Manuel Gálvez: Napola de Dennis Gansel. Fue interesante conectar esta última, en la que se muestra la forma de educar nacionalsocialista en internados de secundaria para formar a futuros soldados nazis, transformando a jóvenes adolescentes en depredadores, con el breve pero rotundo documental del director francés, en el que se deja constancia de la tragedia de los que sufrieron el exterminio nazi. Causa y efecto.
Enhorabuena, Pepa, a ti y a tus birlochas de este curso. Os sigo con entusiasmo! ;)
ResponderEliminarMuchas gracias :-)
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