martes, 7 de mayo de 2013

La Educación actual y de cara al futuro. La visión de un alumno.


El concepto de educación es muy amplio y comienza desde los primeros años de vida, por parte de los padres, siendo completado posteriormente por el personal docente de los distintos niveles de enseñanza, incluyendo la universitaria. Entiendo que se trata de un proceso continuo, que dura toda la vida, en el que se adquieren un gran abanico de conocimientos, incluyendo los comportamientos y actitudes en entornos sociales. En cuanto al aspecto docente, se trata de  un sistema por el cual un grupo de personas tratan de facilitar el aprendizaje, que por lo general, va encaminado a que un colectivo de alumnos, principalmente, jóvenes, alcancen un futuro laboral que se va concretando con el paso del tiempo. A parte de dicho aprendizaje, el gran objetivo de la enseñanza, que se acentúa cuanto menor es la edad del educando, es disponer a éste para ser un ciudadano independiente y autosuficiente, de modo que se integre en una sociedad, alcance un determinado desarrollo ético y adquiera una serie de valores, que le permita convivir con los demás, resolver los problemas de forma pacífica y desarrollar hábitos saludables y de cuidado del medio que le rodea. Por ello, otra acepción de educación podría relacionarse con el nivel de civismo, cortesía o urbanidad que caracteriza a un ciudadano.

       Aunque la familia y la sociedad también forman parte del proceso educativo, me centraré a partir de ahora en la educación ejercida por los docentes.
      
       La educación, en la mayoría de los países desarrollados es universal y gratuita tanto en los niveles más elementales como en los más avanzados. En este último caso, generalmente, hay que remunerar una pequeña cantidad.

       Sin embargo, en muchas naciones de Asia, África y Suramérica, la educación es gratuita hasta unos niveles principiantes o, en la mayoría de los casos, totalmente privada, para una población sin recursos. Por lo tanto, hemos de valorar la posibilidad que todos tenemos en España de formarnos gratuitamente, que pone de manifiesto el principio de igualdad de oportunidades y nos abre las puertas para un futuro.

       La educación se imparte en España para que, sucesivamente, se vayan incorporando al mercado laboral los jóvenes (que dejan de ser tan jóvenes) como ciudadanos íntegros, para cubrir a aquellos adultos que, poco a poco, van envejeciendo. Y se intenta que estos jóvenes sean unos ciudadanos completos, que convivan en una sociedad moderna y puedan desempeñar unos determinados puestos laborales, unos más cualificados que otros, pero todos ellos imprescindibles para el buen funcionamiento del país, al mismo tiempo que les permite tener una formación básica para actuar como ciudadanos libres y tomar las decisiones más acertadas en cada momento.

       Por ello, el sistema educativo de una nación debe ser visto como una inversión hacia el futuro, y no como un gasto del que se puede prescindir. El mañana de un país siempre depende de él, desde donde se puede instruir a los alumnos y explicarles las normas de respeto y sociales que han de seguir, de modo que ellos las interioricen. Considerando la edad del alumnado, es, sencillamente, la etapa en la que más se puede influenciar a las personas.

       Asimismo, creo que los países subdesarrollados, para alcanzar una mejora económica, han de comenzar modificando su sistema educativo, impartiendo una formación cultural básica y preparando a sus alumnos para desarrollar diferentes tipos de trabajos necesarios para el avance social.

       Volviéndonos a centrar de nuevo en España, la educación de los colegios, institutos y universidades, debe prepararnos, como he mencionado, para un puesto de trabajo. Pero, ¿nos forma adecuadamente para esto?

       De hecho, genéricamente, los profesores lo intentan. El sistema educativo español es universal y gratuito, y la calidad de la enseñanza, en líneas generales, bastante buena.

       No obstante, quizás el principal problema sea que está algo obsoleto. En los últimos 60 años, la educación ha cambiado poco. Es decir, no se ha modernizado por completo ni adaptado a los nuevos tiempos y situaciones laborales. Además, en algunos casos no consigue preparar a los estudiantes para  los trabajos futuros, lo que implica que cuando los jóvenes salen al mercado laboral se encuentren una situación bastante diferente, ante la que han de aprender prácticamente por sí solos, si bien es cierto que su preparación teórica es muy elevada, frente a la deficitaria preparación práctica, diferencia con respecto a otros países europeos, donde la especialización es mayor.

       La educación actual desarrolla la memoria, pero no tanto la imaginación. Y, en los trabajos, fundamentalmente se pide la creación, frente a la memorización, sobre todo en épocas de crisis económicas. Tampoco se trabaja profundamente con las nuevas tecnologías, mientras que en la mayoría de los trabajos del sector servicios, el predominante en los países desarrollados, se trabaja frente a un ordenador.

       En mi opinión, en el futuro, la educación acabará adaptándose, progresivamente, a los tiempos, aunque tarde un número considerable de años, por lo que continuará durante un periodo algo anquilosada al pasado.

       Por último, no creo que la crisis económica financiera ataque en exceso a la calidad educativa, pero sí podría cambiar su perspectiva, formando un mayor número de profesionales no tan cualificados para adaptarse a las necesidades laborales y fomentando valores de justicia, respeto, responsabilidad…, que parecen haberse descuidado. Aunque creo que, como en un sistema económico capitalista que tenemos, existen recesiones económicas periódicas que, antes o después, se superan. Remontándonos al pasado, comprobaremos que esto ha sucedido en multitud de ocasiones.

1 comentario:

  1. Hola, José Antonio. Estoy de acuerdo en gran parte de lo que comentas y, como profe de Secundaria y Bachillerato desde hace bastantes años, compruebo cada día esto que argumentas sobre el poder de la educación a la hora de intentar formar personas con criterio y con estrategias y recursos para manejar "su libertad", cuestión no pequeña. De hecho, hay veces en las que el docente es más consciente que nunca, por algo que ha pasado en clase, por ejemplo, de tener en sus manos esa Excalibur tan potente, que abruma. También comparto contigo esa idea de que hay demasiadas aulas, metodologías y didácticas, que se encuentran ancladas en formas de enseñanza decimonónicas y parece que los centros estuvieran metidos en una burbuja delicada, pero a fin de cuentas burbuja, alejados de la realidad que está ahí fuera. Quizás por eso es tan necesario conectar los dos mundos de distintas formas y en eso andan un buen número de profesionales, aunque todavía pocos. Enhorabuena por tu artículo en el que encajas con mucha naturalidad exposición y argumentación. Un saludo :-)

    ResponderEliminar