Puede que no surja nada, puede que sea otra reunión poco fructífera, pero el simple hecho de reunirse con compañeros docentes de diferentes departamentos, entre otros el de Orientación. El que en esa reunión se escuchen palabras como tareas, proyectos, cooperativo, o que se hable de unificar criterios y posturas en torno a la mejora de la atención a la diversidad, la inclusión y conseguir que nos preocupemos por la educación emociona. Todo eso es muy gratificante.
A ese proceso se le añade que están surgiendo serendipias en mi vida. Casualidades e historias que hace cinco años hubieran sido impensable. Por ejemplo, el hecho de que padres y madres me preguntaran en un parque, la razón por la qué la maestra de su hija no trabajaba por proyectos, o porqué si se puede trabajar así en Infantil, y sabemos que funciona, ¿cual es el motivo por el que no lo hacen?.
En mi opinión el debate educativo está en la calle y en los medios. A pesar de que no podemos estar de acuerdo con todos los argumentos del Libro Blanco de Marina y Pellicer, si podemos ver que hay algo de razón en sus afirmaciones. O el simple hecho de que existan docentes como César Bona, que empiezan a aparecer en revistas y periódicos, me hace ser optimista.
Todo esto se centra en un pensamiento central que está mañana compartía mi compañero Jesús. Un fiera de la orientación, y que se resume en que debemos ser coherentes y mantener esa coherencia implica un profundo cambio personal, para ser agentes. Ese cambio pivote en tres ejes:
- Sentir: ¿Cómo me siento como docente?, ¿qué quiero transmitir en mi aula?, ¿son importantes las emociones y sentimientos en mi aula y en mi vida?, ¿qué es lo que realmente siente mi alumnado en mis clases?, ¿cómo nos sentimos nosotros los docentes cuando contemplamos los contrasentidos que encontramos en nuestra labor: exámenes, agobios, niños/as estrellados/as?
- Pensar: ¿Cómo interpreto yo esas emociones en mi día a día?, ¿Qué pensamientos extraigo? ¿A donde me conducen?, ¿Me hacen mejor docente?, ¿Existe coherencia entre mis pensamientos y mis emociones?, ¿En mi centro existe coherencia entre lo que sentimos y lo que pensamos?.
- Hacer: ¿Como quiero desarrollar esto en mi aula? ¿Existe coherencia entre mis procesos?, ¿Promuevo cambios personales y en mi práctica educativa?, ¿Estoy continuamente quejándome pero no hago nada?, ¿Echo balones fuera y culpo al sistema educativo, al gobierno o a la televisión para omitir mi responsabilidad personal?.
¿Qué implica todo esto?. Hace unos días me hicieron una pregunta, ¿qué quieres tú como docente?, y yo le respondí: Ser mejor docente. Me preguntó: ¿para qué? Para hacer más felices a mi alumnado y para que mejore su aprendizaje. Esa es la gran pregunta: ¿Para qué sirve la Educación si no es para crear personas más felices y ser mejores personas?. Es aquí donde comienzan los contrasentidos y las incoherencias.
Es ese mi/nuestro camino de coherencia, mi/nuestro camino de cambio personal. Conseguir que esos tres pivotes se alineen para crear un proyecto común, una escuela posible, que en días como estos me ha enseñado la importancia del trabajo en equipo del profesorado y como han surgido ideas tan maravillosas como la creación de tutorías compartidas, iniciar un proceso de autoformación, conseguir que las familias se impliquen en nuestras aulas, trabajar un proyecto de una manera vivencial y detectar personas que quieran colaborar.
En el camino nos hallamos y las serendipias me indican que algo está cambiando.
Jose Luis, he disfrutado con la lectura de tu artículo y pones de manifiesto pensamientos y actitudes que comparto. Yo también estoy atravesando un momento parecido y podría decir que eufórico, he dejado de quejarme y he pasado a la acción, el siguiente paso es intentar que el empuje sea total junto a mi claustro, que conociéndolo, seguro que dará un paso al frente. Espero estar a la altura de las circunstancias cuando llegue el momento, pues ilusión y ganas no me faltan.
ResponderEliminarGracias por compartir y feliz vida.
Qué maravilla, José Luis. Comunicas el resultado y las sensaciones de un proceso de construcción de comunidad y confianza, que está dando frutos. Seguro que también habrá dificultades, pero la corriente emocional las positiviza. En otro contexto, así me sentía el curso pasado en el IES Cartima.
ResponderEliminarPero este curso está siendo un potro de tortura, a causa de una organización educativa que produce zonas de sombra o pozos de oscuridad: grupos ghetto.
Quizá recuerdes la jornada PBL del 2012 en Sevilla, cuando usaba la alegoría del "aprendiz de brujo" para narrar el infierno que puede vivirse en un aula explosiva: no hay método que funcione. Las víctimas de un mal sistema no son únicamente los niños y las niñas: en mi tutoría conseguimos superar un conato de acoso para acabar soportando un acto consumado de violencia contra profesores.
Aun así, seguimos luchando por cambiar nuestra parcela de mundo.