En la
entrada anterior de esta serie quedamos a las puertas de conocer las
reflexiones sobre la innovación educativa del alumnado del MAES en la
especialidad de Formación y Orientación Laboral. Abordémoslo ahora.
Un
grupo de alumnos es siempre variopinto. En este caso, al tratarse de personas
adultas que han optado por formarse como futuros profesores (pero que proceden
generalmente de titulaciones poco relacionadas con el mundo educativo), acuden
con una opinión ya formada sobre lo debe ser la educación en entornos formales.
Hay quien desde un principio considera que no es necesario innovar en la
práctica docente, que tiene claro que la educación, tal y como se concibe
tradicionalmente, funciona bastante bien. Piensa que un profesor es alguien que
explica unos conceptos a unos alumnos que toman nota y que luego reproducen
esas explicaciones en un examen. Tanto mejor es el profesor cuanto más sea
capaz de transmitir esos conocimientos que posee. Si le fue bien cuando
ejerció de alumno, ¿para qué cambiarlo?
La
mayoría, sin embargo, considera que algún cambio es necesario, que determinadas
novedades pueden amenizar las clase e incidir en la mejora de la motivación
(sin llegar a plantearse en serio la mejora del aprendizaje). En este sentido,
las propuestas de aprendizaje basado en proyectos son atractivas y pueden ser
asumidas por los aspirantes; sin embargo, resulta muy difícil llevarlas a cabo
durante el periodo de prácticas, pues chocan en muchos casos con la rigidez de
las programaciones didácticas, el desconocimiento de los profesores y el
rechazo del alumnado hacia el profesor novato. Además, supone un trabajo extra
por parte del profesorado, que encuentra mucho más fácil el recurso al libro de
texto.
El
uso de las redes sociales crea también una suerte de intranquilidad en el
profesorado en formación. Siendo, como son, usuarios de varias de estas redes,
se muestran sin embargo incapaces de deslindar el uso personal del profesional
y temen ver invadida su intimidad si permiten a su alumnado conectarse con
ellos. No parecen, por tanto, proclives a utilizar Facebook en educación, pero
valoran positivamente Google + o Pinterest (que desconocían) y, por tratarse de
profesores de Formación y Orientación Laboral, recomiendan el uso de Twitter o
LinkedIn para la búsqueda activa de empleo.
También
aceptan la introducción del vídeo en sus clases, aunque casi siempre desde un
uso ilustrativo y redundante de las explicaciones del profesor. Se busca la
relajación en el aula y la motivación del alumnado, que participará más como
receptor pasivo que como productor de textos audiovisuales. Como muestra, una
de las alumnas confiesa que empleará vídeos en el aula con las siguientes
intenciones:
- Poner ejemplos ilustrativos de las explicaciones teóricas
- Reforzar las explicaciones teóricas (porque recordamos mejor lo que vemos que lo que oímos)
- Amenizar las sesiones (combinar las explicaciones teóricas con un instrumento que capte la atención del alumnado y que sea motivador)
- Cambiar el ritmo de la clase
- Generar una actividad o debate (para fomentar la participación del alumnado en clase y ¡evitar las clases magistrales!)
Entono
el mea culpa al reconocer que, salvo
excepciones, no conseguí implantarles el gusanillo de la innovación educativa. Casi
todas las propuestas que hicieron en las diversas tareas programadas dan una
visión de la innovación como “postre” y no como “plato principal”: ilustran,
completan, aclaran, redundan, apoyan, subrayan, reafirman las explicaciones del
profesor, verdadera piedra filosofal de un proceso entendido más como enseñanza
que como aprendizaje. Los alumnos buscan en el MAES que les ayudemos a ser
profesores (en la acepción más clásica del término), no que les dotemos de
estrategias y recursos para activar el aprendizaje del alumnado. Llegan con una
idea preconcebida de lo que debe ser un profesor y sólo se consigue rectificarla
mínimamente durante el MAES.
Pero
también hubo mentes arriesgadas que diseñaron auténticos proyectos ABP. Sin
embargo, a la hora de llevarlos al aula, o bien no fueron permitidos por los
tutores de prácticas (en virtud de una programación didáctica que no los
contemplaba), o bien fracasaron, por distintos motivos: falta de apoyo del
tutor de prácticas, indefinición de los objetivos que se persiguen y de la
mejora del aprendizaje mediante ABP, rechazo del alumnado adulto ante el
incremento de trabajo que supone el proyecto, falta de autoridad concedida al
profesor en prácticas, etc. Los proyectos tuvieron que enmendarse durante su
realización y el resultado final no satisfizo a nadie, ni al tutor, ni al
alumnado, ni al futuro profesor.
De
todo esto se desprende que la figura del profesor de prácticas es crucial en el
proceso de formación del futuro profesor. De ello hablaremos en la siguiente (y
última) entrada de esta serie.
Crédito de la imagen |
En mi experiencia como profesor de MAES, también les planteé el diseño de un proyecto. La acogida fue buena y, a partir de los modelos y con ayuda de plantillas, no les resultó complicado desarrollar un borrador de proyecto en pocas horas.
ResponderEliminarSin embargo, otro módulo del MAES- de mayor carga horaria- está dedicado al diseño de una unidad didáctica y lo realizan con una metodología muy tradicional.
Además, uno de los capítulos de su TFM (Trabajo Fin de Máster) no es sino un esbozo de programación didáctica de un curso y una unidad didáctica de ese curso, relativamente, desarrollada, con metodologías tradicionales.
Asimismo, en el "Practicum" dudo mucho que los tutores en el aula les hubieran permitido poner en práctica metodologías avanzadas, que, simplemente, desconocen en su gran mayoría.
En fin, como ves, es difícil introducir innovación educativa en el MAES de la Universidad de Córdoba.
También hay que tener en cuenta que se trata de aspirantes a profesores en la enseñanza pública y que un exceso de innovación (dado el bajísimo perfil renovador de la mayoría del profesorado en activo y, por consiguiente, de los miembros de los tribunales de oposición) puede dar al traste con todos los intentos de conseguir una plaza. Pero eso no quita que, desde las universidades, el diseño del MAES sea bastante más ambicioso y cercano a las nuevas corrientes metodológicas.
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