lunes, 27 de abril de 2015

LOS FOROFOS DEL BUP

Hace unos días me reencontré con una antigua compañera de facultad que es docente también en un instituto de la maravillosa ciudad de Córdoba. Aprobó las oposiciones dos años después que yo y desde hace diez años está en el mismo centro, un prestigioso instituto del centro de Córdoba. 

Y me confesó que estaba un poco cansada. De alumnos que no trabajan lo que deberían o que apenas hacen caso a las tareas escolares. De familias que cada día entienden menos lo que pasa y actúan de manera irresponsable frente a los conflictos de sus hijos. De una administración confusa que no termina de ver la importancia de la Educación y que está más pendiente de cuestiones administrativas que de los verdaderos problemas de la Escuela. Y todo esto agravado durante los últimos años por la crisis.

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Y también de algunos docentes. Me confesaba que estaba muy triste porque veía a compañeros menospreciar a su alumnado (inútiles, impresentables, zoquetes y cosas peores), llegando incluso a poner caricaturas de alumnos determinados en la sala de profesores y a criticar de manera despectiva al alumnado de diversificación. Para mi amiga, supone una sensación de desprecio al alumnado al que luego, esos mismos profesores le exige el máximo respeto. Y confirmaba que cada vez son más, contagiados por unas condiciones de trabajo que refuerzan la sensación de inutilidad y de falta de resultados de su titánico esfuerzo. 

Según me comentaba, las soluciones que defienden para los problemas diarios del aula son las clásicas pero reforzadas por un afán exclusivista como respuesta a su falta de capacidad para adaptarse a la realidad que se encuentran enfrente. Esas soluciones suelen ser académicas: más exámenes y  más deberes, o sea, más de lo mismo aunque están viendo que no sirve. Ese ínclito esfuerzo tan demandado y deseado. Pero también, y sobre todo, disciplinarias: más partes, más expulsiones y más control, más autoridad. Y que no rechiste nadie. En definitiva, que se da la sensación de querer quitarse de en medio al que estorba. A veces con la escusa sincera y comprensible de que no se perjudique a aquellos alumnos que sí quieren aprender y seguir el camino de este aprendizaje escolar industrial y desfasado. 

Y terminó confesándolo: yo les llamo "los forofos del BUP". De esos tiempos en que desde EGB llegaban muy pocos alumnos a ese fatídico 1º de BUP que expulsaba del sistema escolar al que no se adaptaba a un modelo escolar orientado exclusivamente al mundo académico. Muchos filtros y alumnado muy seleccionado. Años que para algunos, porque fueron docentes en esa época y la añoran o porque fueron esos alumnos beneficiados del sistema academicista del BUP, son idílicos comparados con la actualidad de las aulas. Pero no caen en que aquellos eran, precísamente, "esos tiempos", no "estos tiempos". Hace mucho de eso, y nos encontramos con una sociedad muy distinta, menos segura, mucho más cambiante, mucho más incierta. Es como si quisieran administrar recetas que servían para el alumnado seleccionado del BUP para un alumnado muy diferente y diverso para las que claramente no sirven. Y eso genera mucha frustración.

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Yo le contesté a mi amiga Carmen, que puede ser que todo sea el resultado de querer mantener a la fuerza un modelo de Escuela que dominamos y en el que nos sentimos (o. al menos, nos sentíamos) seguros frente a una sociedad y una realidad completamente diferente que necesita otra Escuela, con objetivos, metodologías y una organización muy distinta a la que tenemos y que ya ha dejado de convencernos a muchos. Pero es la que conocemos, es la institución más sólida y estática de nuestra sociedad y es muy difícil y complicado cambiarla. Y más, cambiarla radicalmente. Le repetí lo que vengo pensado desde hace tiempo: estamos en una encrucijada en la que podemos mirar hacia atrás con miedo o hacia adelante con valentía y decisión. Y eso nos pone muy, muy nerviosos, como si nos encontráramos en el borde de un precipicio ante el que no tenemos claro si retroceder o saltar.

Todo se resolvió volviendo al EABE después de tomarnos una cerveza mientras conversábamos. Y en el EABE comprobamos claramente que había que saltar. Que muchas y muchos ya hemos saltado y que cada día hay más esperando para dar el salto. Somos forofos de la idea de que otra escuela es posible y ya está en marcha.

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domingo, 26 de abril de 2015

Mi escuela es un Banco Común de Educación

Soy profesor de Lengua y Literatura, responsable de la Biblioteca y del Departamento de Formación, Innovación y Evaluación en el IES Cartima.
He tenido la oportunidad de compartir redes de aprendizaje, proyectos y emociones con la mayoría de los participantes en Tácticas. La última ocasión, muy reciente, en el @EABE15ODB de Córdoba, que tenía por título: "La escuela que queremos" y por subtítulos: "Educación emocional" y "Aprendizaje informal".
Cuando me aventuré a cambiar de residencia, de Sevilla a Cártama (Málaga), para participar en la escuela que soñaba el Proyecto Cártama, me movían muchas razones y varias emociones.


Salir de los márgenes.

La educación pública está siendo desplazada a los márgenes del escenario de la innovación educativa, precisamente cuando los movimientos sociales en su defensa plantean nada menos que la superación de la dualidad entre los sistemas público y concertado.
Me alegra, sinceramente, que varios centros de iniciativa privada (Montserrat, Jesuitas, Arenales Carabanchel, etc.) estén liderando el proceso global de cambio y propongan una radical transformación; la cual no se limita al uso de tecnologías punteras (dispositivos móviles, robótica, aplicaciones siempre nuevas), sino que pasa por crear la didáctica de las competencias clave en el siglo XXI: la resolución de problemas reales por medio de proyectos interdisciplinares, el trabajo en equipo de grupos cooperativos o interactivos, las prácticas que promueven la creatividad en (todas) las inteligencias múltiples, la alfabetización en una pluralidad de lenguajes (verbal, audiovisual, multimodal), la educación de las emociones para mejorar la convivencia, la comunicación y la autoestima; el aprendizaje concebido como servicio a necesidades concretas del entorno social.
Sin embargo, observo que esa maraña de innovaciones puede convertirse en un laberinto infranqueable por la mayoría de los sujetos del derecho a la educación pública, universal y gratuita a lo largo de la vida.
Las razones son discutibles, pero simples. No se trata solo de que se haya descapitalizado el sistema público (menos recursos, menos docentes; solo aumenta la cantidad de alumnado), sino que el cambio de modelo implica compromisos que difícilmente podrían satisfacer, por sí solos, centros privados y concertados:

1) La formación de (todos) los docentes para el cambio de los niveles educativos demanda una inversión global y proporcional en el sistema universitario, donde debería comenzarse desde el primer curso, e incluso una reforma constitucional. La autonomía de los centros, recomendada por la UNESCO y todos los organismos internacionales de evaluación, no consiste en que el Estado financie la diversidad ideológica en el mercado educativo, garantizada por la Constitución, como tampoco está obligado a financiar el derecho a la propiedad; sino en que cada comunidad educativa sea capaz de autoevaluarse y establecer objetivos de mejora al servicio del éxito de todos los aprendices.
Los recursos para la formación fuera de contexto suponen un malgasto descomunal, dado que los docentes no pueden (o no se sienten capaces de) aplicarlos en su didáctica, cuando entran en contradicción con el claustro, con las expectativas de las familias y hasta con el proyecto educativo de sus centros.
La formación en centro (FC) debería ser una obligación legal, no determinada en cuanto a sus contenidos, siempre que se corresponda, lógica y proporcionadamente, con los resultados de una autoevaluación homologable y con los objetivos de mejora aprobados por el Consejo Escolar. Así pues, el derecho (y el deber) a la educación a lo largo de la vida de toda la ciudadanía podría concretarse en el deber (y el derecho) a la formación permanente de los docentes para ejercer su servicio público en un contexto determinado.
En el IES Cartima, la autonomía no se traduce en arbitrariedad, sino como libertad para realizar un sueño compartido, debatido y decidido por la comunidad (docentes, alumnado y familias), que discurre por el territorio de lo real, entre la objetividad del currículum y la intersubjetividad de las necesidades expresadas o manifestadas en la evaluación. El viaje comienza y pasa por la formación de los docentes, aprobada por el CEP, sobre el ABP, la práctica reflexiva, la educación emocional y la evaluación para el aprendizaje; las asambleas frecuentes con las familias, la creación de la AMPA "EL Nogal", la elección y las reuniones del Consejo Escolar; la educación y la práctica cotidiana de la convivencia democrática, iniciada al establecer las normas de uso de los dispositivos móviles, por medio de un Consejo de Aula y gracias a la formación de mediadoras y mediadores; el proceso de gestación del Plan de Centro.


Esta semana hemos dado un salto cualitativo importante: los proyectos que emprendamos a partir de ahora van a ser...
Es obvio que la gestión de la autonomía no solo supone una necesidad de formación suplementaria para el equipo directivo, sino un compromiso formativo de toda la plantilla. De ahí que sea impensable si no es con el rango de FC.

2) La formación de las familias para el acompañamiento y el voluntariado: lo que podríamos llamar el coaching parental a las propias hijas e hijos, junto con el voluntariado que propicia la igualdad de oportunidades en el conjunto de la comunidad, tendría que comprometer a toda la sociedad. Es imprescindible favorecer el empoderamiento de las familias, no solo por medio de programas aislados de fomento de la lectura o de (buen) uso de las TIC, sino gracias a un proceso de aprendizaje permanente (LLL) que sea coordinado por una comunidad educativa democrática.
Dudo que los centros privados, al menos en su mayoría, puedan cumplir dicho papel, que implica la colaboración con agentes sociales y con instituciones públicas, comenzando por el municipio, en el marco ideal (no ideológico) de una comunidad de aprendizaje, sea cual sea el grado de su consecución.
Mientras tanto se produzca un cambio global de modelo, por medios democráticos, que recupere la inversión y financie una verdadera reforma, los centros mejor coordinados pueden hacer mucho más que los agentes aislados. Creo que el IES Cartima está en ese camino.



Banco Común de Educación: proyectos compartibles (CC) por otros centros.

La resolución de problemas o retos por medio de proyectos, con una evidente dimensión social, lúdica y creativa (PBL, APS, GBL, TBL, etc.), es una constante de los mejores centros de enseñanza, como los aprendices del Cartima han constatado en nuestro proyecto de Metaschooling; pero también, hay que subrayarlo, una apuesta de los mejores sistemas de educación. Todas las demás innovaciones: uso de dispositivos móviles, Flipped Learning, realidad aumentada, etc., son complementos usables (wearable), como distintas prendas del vestuario, en la medida que hagan viable la inclusión de todo el alumnado, la participación de las familias o la intervención de socios externos en el proceso de crear aprendizaje.
Pues bien, los proyectos interdisciplinares del IES Cartima forman parte de la historia de su creación, configuran una interpretación innovadora del currículum oficial (son legítimas distintas lecturas, por supuesto) y se ofrecen como recursos abiertos, a través de las redes sociales, para que sean compartidos por otros centros educativos. Es cierto que plataformas abiertas como Procomún, Proyéctate, Espiral, Inevery Crea, Tiching, FGSR, Palabras Azules, el blog Escuelas en red, los c-MOOC del INTEF, Conecta13 y un largo etcétera, sirven para difundir proyectos o tareas, algunas de ellas interdisciplinares. Pero hay un hueco enorme por llenar, que se refiere a cambios sustanciales en el proyecto educativo de los centros.
Ojalá que en próximos cursos seamos capaces de coordinarnos con una red de aprendizaje intercentros sobre otras experiencias semejantes, que atañen al conjunto de la vida comunitaria: además de los proyectos curriculares e interdisciplinares, la radio del IES Cartima, la mediación escolar, el uso de dispositivos y apps móviles (p,ej. Google Classroom), las nuevas alfabetizaciones, la educación emocional, la participación democrática y corresponsable, los apoyos en el aula (mejor que fuera de ella), la evaluación para el aprendizaje. Varios miembros del Proyecto Cártama han intervenido en la eclosión de las redes de aprendizaje docente en este país: José María Ruiz @jmruiz en Proyéctate; Rosa Liarte @rosaliarte en SIMO Educación, Inevery Crea, Espiral, etc.; Aurora Carretero @auro_carretero como docente de Didáctica de las Lenguas en la UMA y formadora del CEP de Málaga; Eva Moreno @EvayMares, coordinadora de la educación para la convivencia escolar en varias instituciones; Joaquín J. Martínez Sánchez @joaquineku en el Barco del Exilio y el N-MOOC
Podéis consultar los proyectos, comentarlos y adaptarlos a vuestro contexto a través de los siguientes enlaces:
El proyecto que ahora mismo tenemos entre manos es una colaboración con la artista BTOY, que va a cambiar con su creatividad y la de los aprendices la presencia (personalidad, no solo apariencia) del IES Cartima. Cada uno de los docentes ha intervenido añadiendo tareas o proyectos recursivos en orden a conseguir el producto final. Podéis seguirlo al día a través del blog BTOY en IES Cartima.
Dentro de dicho proyecto se inscribe la propuesta de un Banco Común de Creatividad, directamente inspirado por la educación expandida de Zemos98 o el BCC de Platoniq, que acredite los aprendizajes informales de todo el alumnado y, especialmente, de quienes son etiquetados como NEAE o NEE, DIS. Sus claves: aprender haciendo, aprender a exponer, aprender a enseñar. 
Y de procomún en procomún, me ha tocado lanzar esta invitación a un Banco Común de la Educación intercentros, invitado a mi vez por el equipo de Tácticas. Hay otras formas de homologar y comunicar la enorme diversidad de centros públicos, además del currículo (DCB), partiendo desde la base... Eso sí, la base que innova y se desvive por la inclusión educativa.







martes, 7 de abril de 2015

No depende del cristal con que se mire (sobre la pervivencia de la violencia machista)

El domingo 8 de marzo asistí en el Estadio Benito Villamarín al encuentro Betis-Valladolid. Al día siguiente, mis alumnos y alumnas de 3º de ESO comenzaban a trabajar el proyecto Un cancionero petrarquista. Pueden parecer hechos inconexos; sin embargo, la actualidad ha conseguido unirlos de un modo que me gustaría explicar más extensamente.

Se conmemoraba la 3ª edición del #DiadelaMujerBetica. Casi cuarenta mil personas en las gradas (muchas de ellas mujeres y niñas), vídeos y fotos conmemorativas que inundaban Twitter e Instagram. El goleador de la jornada, sin embargo, está pendiente de juicio por golpear y amenazar a su exnovia.  
Titular de La Razón con la crónica
del partido (9-3-2015)

Uno quiere pensar que, en la actualidad, la sociedad es unánime en la condena de este tipo de actuaciones machistas. Se equivoca. El jugador, Rubén Castro, es jaleado por un grupo de energúmenos que confunden afición con impunidad y que respaldan al delantero en este proceso. El mismo Día Internacional de la Mujer, el jugador declaró que “cada uno es libre de gritar lo que quiera”, aunque luego fue obligado a desdecirse y condenó todo tipo de violencia y “cualquier manifestación que la justifique”.

Recientemente hemos asistido al bochornoso caso de la árbitro gaditana que fue gravemente insultada y que se ha saldado con 50 euros de multa. El fenómeno no es exclusivo de España: la doctora del Chelsea también ha denunciado las continuas vejaciones verbales que tiene que soportar por ejercer un trabajo vetado, al parecer, a las mujeres. Podría argumentarse que el fútbol es un reducto del machismo más rancio y criminal, y que la sociedad, en líneas generales, camina resueltamente hacia la superación de la violencia contra las mujeres. Sin embargo, creo más bien que se trata de actitudes aún muy extendidas y que sólo el anonimato que proporciona la masa logra sacar a la luz.

Cuando planteé el proyecto Un cancionero petrarquista mi primer a intención era que los alumnos y alumnas llegaran a comprender las raíces culturales de nuestra forma de amar en la actualidad, con base en el amor cortés, el platonismo y la moral católica. Sin embargo, muy pronto se hizo evidente que esas teorías amorosas que llegan hasta la actualidad perpetúan una serie de concepciones y actitudes que dejan a las mujeres en una situación de sumisión y de engaño con respecto al hombre. Se hizo preciso entonces desmitificar y desenmascarar las falacias que, en torno al amor, provocan nuevas situaciones de desigualdad entre hombres y mujeres y que generan, en muchos casos, violencia hacia estas. A conclusiones similares ha llegado también @diegolenguaylit en su proyecto El trimestre del amor.

El acercamiento de los hombres a posturas que podrían llamarse feministas siempre es muy discutido. Parece como si intentáramos, de nuevo, silenciar a las mujeres y tomar la voz cantante. Al menos ese es uno de los principales inconvenientes que se le hacen a la campaña  HeForShe de la ONU Mujeres, que parte de la premisa de que solucionar los problemas de la desigualdad de género será más fácil y rápido si se superan los enfrentamientos entre hombres y mujeres y se consigue incorporar a estos a la consecución del objetivo común. Cuando abordé mi proyecto, fui consciente de que caminaba por una línea difusa y mal trazada que lo mismo no me permitía alcanzar mis pretensiones como, atravesándola, conseguir lo contrario de lo que buscaba. Y los hechos me dieron la razón: me encontré tanto con airadas madres de alumnas como con el reconocimiento oficial de la Administración.

Cada vez que emprendo de nuevo  el camino de Un cancionero petrarquista lo hago con miedo a equivocarme. Sin embargo, aunque mi acercamiento al problema pueda parecer incompleto, confío en la capacidad que tiene de mover las conciencias, de traer al primer plano estas cuestiones que parecen ser asunto de otro, que no nos incumben directamente (hasta que nos incumben). Y la actualidad no hace sino reflejarlo: ¿quién no se ve tentado a perdonar esos pecadillos al ídolo que nos hace tan felices todos los domingos?

Muchos estudios nos muestran que las actitudes permisivas siguen ahí, incluso están repuntando entre la juventud, transformando golpes y palizas en control y sumisión. Desde la escuela no podemos estar ajenos a ello. Formar ciudadanos reponsables pasa primero por que esas ciudadanas y ciudadanos sean libres. Las campañas y las conmemoraciones están bien, pero son puntuales. Hay que introducir esos contenidos en los proyectos, transversalmente, si se quiere, del mismo modo como nos asaltan en el mundo real. 

Campaña de The Salvatuion Army contra la violencia hacia las mujeres en Sudáfrica.
Aprovecha la viralidad del famosos vestido para dar visibilidad al problema.

No podemos dar pasos atrás. Esa indefinición que sigue rodeando a todo lo relativo a la violencia machista es la que tira de mí para seguir trabajando en conseguir clarificar las ideas de mi alumnado. No es una cuestión de percepción, ni algo relativo. No depende del cristal con que se mire. Subrayemos las contradicciones de la sociedad en estas cuestiones. Denunciemos lo que sea denunciable. Abramos los ojos de nuestro alumnado (o, al menos, sembremos dudas). Para ello podemos recurrir, por ejemplo, al impresionante poema de Manuel Vilas que me descubrió mi amigo y compañero Víctor Peña Dacosta:

MUJERES

No las ves que están agotadas, que no se tienen en pie, que son ellas las que sostienen cualquier ciudad, todas las ciudades. Con el matrimonio, con la maternidad, con la viudedad, con los golpes, ellas cargan con este mundo, con este sábado por la noche donde ríen un poco frente a un vaso de vino blanco y unas olivas. Cargan con maridos infumables, con novios intratables, con padres en coma, con hijos suspendidos. Fuman más que los hombres. Tienen cánceres de pulmón, enferman, y tienen que estar guapas. Se ponen cremas, son una tiranía las cremas. Perfumes y medias y bragas finas y peinados y maquillajes y zapatos que torturan. Pero envejecen. No dejan las mujeres tras de sí nada, hijos, como mucho, hijos que no se acuerdan de sus madres. Nadie se acuerda de las mujeres. La verdad es que no sabemos nada de ellas. Las veo a veces en las calles, en las tiendas, sonriendo. Esperan a sus hijos a la salida del colegio. Trabajan en todas partes. Amas de casa encerradas en cocinas que dan a patios de luces. Sonríen las mujeres, como si la vida fuese buena. En muchos países las lapidan. En otros las violan. En el nuestro las maltratan hasta morir. Trabajan fuera de casa, y trabajan en casa, y trabajan en las pescaderías o en las fábricas o en las panaderías o en los bares o en los bingos. No sabemos en qué piensan cuando mueren a manos de los hombres.