martes, 29 de septiembre de 2015

Bilingüismo. ¿Una puerta hacia la discriminación en la escuela?


Como tantas cosas la escuela también tiene que enseñar otros idiomas, al igual que hay que trabajar la Educación vial, el emprendimiento, la robótica, la programación ... Cada uno de esos aspectos puede ser más o menos discutible, más o menos necesario, sin embargo en el aprendizaje de idiomas se ha optado por la vía escolar, sin complementarlo con una inmersión lingüística de los medios de comunicación, especialmente la televisión. Esta vía se ha demostrado muy eficiente, como podemos comprobar en tantos países de Europa que tomaron medidas similares. 
No obstante, no es la cuestión más importante para este tema. El bilingüismo es una etiqueta, un cartel, que todos los centros (públicos, concertados y privados) debemos lucir en nuestra entrada. Es una llamada a padres/madres y alumnado, una forma de vender nuestros centros, pero ¿a qué precio?. 
El precio que se está pagando es que se pone en serio riesgo la inclusividad y la atención a la diversidad, ya que en aras de favorecer el aprendizaje del idioma (Inglés, Francés..), se suele realizar un proceso de selección del alumnado. En algunos casos este proceso es claro y meridiano, mientras que en otros se camufla con desdobles o agrupamientos flexibles, pero que inexorablemente conducen a la homogeneización entre el grupo bilingüe de alumnado "bueno" y el grupo no bilingüe formado por el alumnado "no tan bueno".
Es esta la parte más hiriente, porque se favorece la segregación a costa de un supuesto aprendizaje bilingüe. Bilingüismo, que cada vez es más criticado y vilipendiado, porqué no están tan claros sus beneficios, si sólo es la Escuela la que favorece la inmersión lingüística.
Habrá que esperar más tiempo para comprobar los resultados, pero estoy convencido que es una utopía hablar de bilingüismo, si este no se acompaña de unos padres con un alto nivel académico e incluso conocimientos del idioma, junto a un proceso de cambio que los medios de comunicación no se han atrevido, o no han querido dar. Mientras tanto muchos padres/madres siguen buscando ese centro que les asegure que hijo/a hable Inglés o Francés, sólo porque reciben clases magistrales en ese idioma.

martes, 22 de septiembre de 2015

La primera semana

Ha transcurrido la primera semana. Una primera semana de un curso especial para mi porque vuelvo después de 18 años a la actividad plena en el aula, sin reponsabilidades directivas. Un paso difícil, pero que ha resultado muy positivo, motivador y que me ha hecho ver, todavía más y mejor, la gran potencialidad del trabajo en el aula.


Y como ya he comentado en algún lugar, ha resultado que durante este curso voy a compartir aprendizaje con el alumnado en un gran y rico "popurrí de sociales" con historia, geografía, ética y patrimonio.

Podemos analizar esta primera semana desde varias perspectivas. Una primera podría ser la del centro, porque qué distinto se ve el panorama desde la visión directiva y desde la de un profesor, ya que desde esta recuperada visión se relativiza todo mucho más y uno observa preocupaciones y problemas que ya conoce de sobra desde el otro lado de la barrera (que si vamos a dar esto o lo otro, que si nos han quitado esto y nos ponen lo otro, que si nos repartimos los bachilleratos..., etc.). Otra perspectiva podría ser la del departamento donde en estas primeras semanas he descubierto y/o confirmado ciertas cosas como que lo primero que pide un interino cuando llega es el libro de texto que se utiliza o que pregunta si trabajar por proyectos es cómodo (??????). No podemos rasgarnos las vestiduras por esto ya que es natural y perfectamente comprensible por los cambios continuos (de centros y, lamentablemente, de leyes y normativas) pero no deja de ser, al menos para mí, muy triste y un síntoma muy evidente de porqué nos va como nos va.


Pero, pasemos al aula. Por una parte, tengo montadas las programaciones de aula de 2º y 4º de ESO (tanto de historia como de patrimonio) y la de 2º de bachillerato, pero tengo que crear las de Valores Éticos y las de Patrimonio de 1º de Bachillerato, La primera con las indicaciones de la Junta de Andalucía y con el desarrollo del currículo LOMCE y la segunda sólo con las mismas indicaciones autonómicas. Todo un reto. Aunque, lógicamente, las dos van a ser por proyectos y basadas en metodologías activas donde el alumnado sea protagonista.


En esta primera semana hemos empezado en algunos grupos la evaluación incial resumiendo un texto sobre los refugiados sirios en España, tanto para participar en el #aylanproject como para aprovechar este período para tratar un tema candante que se presta también al debate y a la opinión. Pero, sobre todo, esta semana la hemos dedicado a conocernos saliendo fuera del centro a diferentes lugares de la localidad (la parroquia, el hospitalillo, la calle las monjas, el monumento a las víctimas de la represión franquista, al asilo, etc.). Paseos que sueltan, que relajan, que nos acercan, que demuestran empatía mutua y que propician diálogos más cercanos, más libres y desinhibidos sobre la materia que compartiremos y sobre sus perspectivas de futuro. Lejos del formalismo tradicional de la arenga en clase sobre lo que nos espera durante el curso.


Por otra parte, tengo que hablar del alumnado. He comprobado su disposición y deseo de trabajar de una manera que muchos no conocen, su extrañeza porque se les pida qué temas quieren trabajar en clase (en este caso, en valores éticos) y cómo se sueltan cuando comprueban que se les escucha y se les entiende. También he comprobado su cariño y como cuando se dirigen a mi siguen diciéndome "dire" o dudan porque no saben si decírmelo ya. Incluso una alumna me comentó que qué raro le sonaba llamarme "Manuel" y al final en la conversación le volvió a salir lo de "dire". Y, finalmente, he comprobado que se cambian de materias para compartir aprendizaje conmigo. Tengo grupos y alumnado muy variado. Un segundo de bachillerato de humanidades de 29 alumnos y que es mi tutoría, grupos de valores éticos reducidos con 10 alumnos, grupos de alternativa de 2º de bachilerato con unos 15 alumnos, un grupo de 2º de ESO no bilingüe con 33, un 4º de ESO de la opción de ciclo con 13, un grupo de patrimonio de 4º con 17 y el grupo de patrimonio de 1º de bachllerato con no se sabe cuántos alumnos porque el jueves eran 17 y el viernes eran más de 34.


Ya conté mi apuesta metodológica para este año, que se resume en ABP en Secundaria y patrimonio y la clase al revés en 2º de Bachillerato. Cuento con ventajas: ideas claras y predisposición del alumnado (y, espero, cuando se lo comente, que también de las familias). Sin embargo, cuento con un impedimento importante: no sé qué dotación informática puedo utilizar. Necesito saber en qué momentos puedo utilizar el aula de informática o el taller de tecnología y cuando tendré que utilizar los carritos de portátiles. Por tanto, tendré que replantear la utilización de las TIC y reconducir el ABP, sobre todo en 2º de ESO por el número de alumnos y su perfil mayoritario de alumnado repetidor y con dificultades de aprendizaje (incluso con 3 alumnos con ACI significativa). Con esos mimbres voy a replantearme las programación y ya iré avanzando y comentando cómo me va.

Ha sido una semana intensa, motivadora e ilusionante que me ha planteado nuevos retos docentes. ¿Se puede pedir más?

martes, 15 de septiembre de 2015

Renta básica universal: materiales para una secuencia ABP (y consecuencias para el sistema educativo)

Hace ya muchos años, en un encuentro de poetas hispanoamericanos en Sevilla, uno de ellos se dejó caer con la desconcertante afirmación de que la buena literatura sólo se puede escribir si su autor o autora no tiene que preocupase por alimentarse, vestirse o alojarse cada día, y ponía el ejemplo de la estancia de Rainer María Rilke en Duino, alojado por la aristócrata Marie von Thurn und Taxis, donde escribió sus maravillosas Elegías.

No podemos negar que trabajar para vivir nos quita tiempo para otras actividades más creativas que nos gustaría desarrollar y que, obligados a la subsistencia, no tenemos tiempo de abordar. Una de las preguntas recurrentes, en este sentido, es qué sería capaz de hacer la humanidad sin esa necesidad de abastecerse a cambio de gastar gran parte del día en empleos que nos resultan insatisfactorios. En los tiempos que corren, a la vez que la vinculación entre trabajo y subsistencia es cada día menos cierta, surgen propuestas que nos hacen vislumbrar que la respuesta a esa pregunta está mucho más cerca.

No hay trabajo para todos. La mayoría de los expertos coinciden en esta realidad y en señalar a la revolución tecnológica y digital como la gran culpable de ello. Aunque es una idea que se asume desde hace tiempo y ya va calando progresivamente en la ciudadanía, no es algo que nuestros gobernantes se esfuercen en decir muy alto, preocupados en alargar aún la mentira y en engolosinarnos con la promesa de no sé cuántos miles o millones de nuevos puestos de trabajo. Pero que se diga más o menos alto, que se preste más o menos atención al tema no debe impedir que vayamos asumiendo esta realidad.

La lógica del sistema capitalista, con su tensión entre fuerza de trabajo y medios de producción, llevó a Keynes a pronosticar una jornada laboral de 15 horas semanales para 2030 como consecuencia de los adelantos tecnológicos. Sin embargo, la jornada semanal no sólo se ha mantenido en torno a las 40 horas, sino que se está prolongando la edad de jubilación, sin importar las grandes bolsas de desempleo (especialmente entre los jóvenes) que, por estos motivos, se forman en las sociedades occidentales. A todo ello se suma que muchos de los empleos actuales no garantizan un salario suficiente para la subsistencia.

Y aún más: muchos de esos empleos desaparecerán en diez, veinte o treinta años. Que sean o no reemplazados por otros nuevos no parece la solución del problema. Si no hay trabajo para todos, los estados deberán arbitrar medidas para que la subsistencia, en condiciones adecuadas, de sus ciudadanos esté suficientemente garantizada. La idea de la renta básica ciudadana universal está ya en la agenda de muchos países y en los programas de varios partidos políticos.

Esta realidad genera muchas posibles preguntas motrices que pueden transformarse en proyectos de aprendizaje:

  • ¿Hay trabajo para todos?
  • ¿Es obligatorio trabajar para vivir?
  • ¿Qué empleos desaparecerán y cuáles se crearán en los próximos 30 años?
  • ¿Cuáles son las ventajas y los inconvenientes de establecer una renta básica universal?
Os comparto una serie de materiales encontrados en la red con los que trabajar estos proyectos:


Consecuencias para la educación

Todas las suposiciones sobre el mercado de trabajo del futuro dejan en muy mal lugar a nuestro modelo educativo actual. Es evidente que todo aquello que una máquina sea capaz de realizar de forma más rápida y segura dejará de ser hecho por el ser humano. Los empleos del futuro serán aquellos que sólo un hombre o una mujer pueda y (una vez que con la renta básica tenga sus necesidades cubiertas) quiera desarrollar. La demanda (y el autoempleo) se centrará en puestos de trabajo que exijan un importante componente cognitivo y necesiten tanto de la creatividad como de desempeñarse con determinadas habilidades sociales. Y el sistema educativo, de momento, no está sirviendo para formar este tipo de profesionales del futuro (realmente, tampoco lo hace para muchos puestos de trabajo del presente). Entre otras necesidades, una mayor presencia de la tecnología digital se hace poco menos que urgente para paliar mínimamente este déficit.

La noción de fracaso escolar cambiará necesariamente en el futuro. Ya no se tratará de una cuestión perjudicial para la sociedad (pero con un fuerte componente individual: es la persona quien sufre ahora, fundamentalmente, las consecuencias de su mala formación). En la sociedad futura, el individuo que fracase en la escuela será incapaz de aportar nada y se conformará con subsistir, limitando así los beneficios que para el colectivo pueda tener el esfuerzo de garantizar una renta básica.

Pero si no se reforma pronto y en profundidad nuestro modelo educativo, esta situación se presenta muy posible. Como dice Ken Robinson en su conocida charla, “si vieras la educación como un extraterrestre (...) creo que tendrías que concluir que el propósito de la educación pública en todo el mundo es producir profesores universitarios”. Una vez más, la realidad nos avisa de que algo tenemos que cambiar. Y esta vez no valdrán maquillajes superfluos. 

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