Ha transcurrido la primera semana. Una primera semana de un curso especial para mi porque vuelvo después de 18 años a la actividad plena en el aula, sin reponsabilidades directivas. Un paso difícil, pero que ha resultado muy positivo, motivador y que me ha hecho ver, todavía más y mejor, la gran potencialidad del trabajo en el aula.
Y como ya he comentado en algún lugar, ha resultado que durante este curso voy a compartir aprendizaje con el alumnado en un gran y rico
"popurrí de sociales" con historia, geografía, ética y patrimonio.
Podemos analizar esta primera semana desde varias perspectivas. Una primera podría ser la del centro, porque qué distinto se ve el panorama desde la visión directiva y desde la de un profesor, ya que desde esta recuperada visión se relativiza todo mucho más y uno observa preocupaciones y problemas que ya conoce de sobra desde el otro lado de la barrera (que si vamos a dar esto o lo otro, que si nos han quitado esto y nos ponen lo otro, que si nos repartimos los bachilleratos..., etc.). Otra perspectiva podría ser la del departamento donde en estas primeras semanas he descubierto y/o confirmado ciertas cosas como que lo primero que pide un interino cuando llega es el libro de texto que se utiliza o que pregunta si trabajar por proyectos es cómodo (??????). No podemos rasgarnos las vestiduras por esto ya que es natural y perfectamente comprensible por los cambios continuos (de centros y, lamentablemente, de leyes y normativas) pero no deja de ser, al menos para mí, muy triste y un síntoma muy evidente de porqué nos va como nos va.
Pero, pasemos al aula. Por una parte, tengo montadas las programaciones de aula de 2º y 4º de ESO (tanto de historia como de patrimonio) y la de 2º de bachillerato, pero tengo que crear las de Valores Éticos y las de Patrimonio de 1º de Bachillerato, La primera con las indicaciones de la Junta de Andalucía y con el desarrollo del currículo LOMCE y la segunda sólo con las mismas indicaciones autonómicas. Todo un reto. Aunque, lógicamente, las dos van a ser por proyectos y basadas en metodologías activas donde el alumnado sea protagonista.
En esta primera semana hemos empezado en algunos grupos la evaluación incial resumiendo un texto sobre los refugiados sirios en España, tanto para participar en el
#aylanproject como para aprovechar este período para tratar un tema candante que se presta también al debate y a la opinión. Pero, sobre todo, esta semana la hemos dedicado a conocernos saliendo fuera del centro a diferentes lugares de la localidad (la parroquia, el hospitalillo, la calle las monjas, el monumento a las víctimas de la represión franquista, al asilo, etc.). Paseos que sueltan, que relajan, que nos acercan, que demuestran empatía mutua y que propician diálogos más cercanos, más libres y desinhibidos sobre la materia que compartiremos y sobre sus perspectivas de futuro. Lejos del formalismo tradicional de la arenga en clase sobre lo que nos espera durante el curso.
Por otra parte, tengo que hablar del alumnado. He comprobado su disposición y deseo de trabajar de una manera que muchos no conocen, su extrañeza porque se les pida qué temas quieren trabajar en clase (en este caso, en valores éticos) y cómo se sueltan cuando comprueban que se les escucha y se les entiende. También he comprobado su cariño y como cuando se dirigen a mi siguen diciéndome "dire" o dudan porque no saben si decírmelo ya. Incluso una alumna me comentó que qué raro le sonaba llamarme "Manuel" y al final en la conversación le volvió a salir lo de "dire". Y, finalmente, he comprobado que se cambian de materias para compartir aprendizaje conmigo. Tengo grupos y alumnado muy variado. Un segundo de bachillerato de humanidades de 29 alumnos y que es mi tutoría, grupos de valores éticos reducidos con 10 alumnos, grupos de alternativa de 2º de bachilerato con unos 15 alumnos, un grupo de 2º de ESO no bilingüe con 33, un 4º de ESO de la opción de ciclo con 13, un grupo de patrimonio de 4º con 17 y el grupo de patrimonio de 1º de bachllerato con no se sabe cuántos alumnos porque el jueves eran 17 y el viernes eran más de 34.
Ya conté mi
apuesta metodológica para este año, que se resume en ABP en Secundaria y patrimonio y la clase al revés en 2º de Bachillerato. Cuento con ventajas: ideas claras y predisposición del alumnado (y, espero, cuando se lo comente, que también de las familias). Sin embargo, cuento con un impedimento importante: no sé qué dotación informática puedo utilizar. Necesito saber en qué momentos puedo utilizar el aula de informática o el taller de tecnología y cuando tendré que utilizar los carritos de portátiles. Por tanto, tendré que replantear la utilización de las TIC y reconducir el ABP, sobre todo en 2º de ESO por el número de alumnos y su perfil mayoritario de alumnado repetidor y con dificultades de aprendizaje (incluso con 3 alumnos con ACI significativa). Con esos mimbres voy a replantearme las programación y ya iré avanzando y comentando cómo me va.
Ha sido una semana intensa, motivadora e ilusionante que me ha planteado nuevos retos docentes. ¿Se puede pedir más?